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martes, 30 de septiembre de 2014

Preston con:



Hace unas semanas, Vero me propuso escribir un artículo para su blog sobre mis experiencias como voluntaria en Preston, ya que coincidimos un par de meses en el mismo proyecto y fuimos compis de piso. La verdad es que ya han pasado seis meses desde que volví a España y creo que prefiero hablar de algunas cosillas que he sentido tras pasar un año viviendo fuera, más que del propio voluntariado en sí.

He empezado a escribir en un autobús a mi vuelta a casa del trabajo, todo por una avispa. Sí, una avispa. Me fui a vivir un año con gente que no conocía, a otro país, sin saber qué me iba a encontrar, pero sigo teniendo miedo a las avispas. Hay un chico varios asientos más adelante que tiene una avispa en la camiseta y no se ha dado cuenta, salvo un hombre que, como yo, no hacemos más que levantar la cabeza del móvil para ver si sigue ahí. De hecho, casi me bajo del bus, porque me he imaginado a mí misma gritando e intentando esconderme, al mismo tiempo que el resto de viajeros entraban en pánico y, ¡¡todo esto sin poder salir!! Maldita imaginación. Al final, la avispa ha desaparecido y me he bajado tranquilamente en mi parada. Bueno, tranquilamente no, he sacudido la ropa y la mochila como una paranoica, pensando que la llevaba encima.

El caso es que, cuando estaba en Preston, solo tuve algún incidente con arañas, ni siquiera me picaron mosquitos :p Pienso que cuando estás fuera no eres consciente de que la vida sigue siendo igual en tu lugar de origen. No es que, de repente, cuando vuelves hay insectos por todas partes, las tiendas han cambiado, o hasta la gente parece más maleducada. Es normal que en un año haya habido cambios. Por ejemplo, recuerdo que cuando vine a Madrid en navidades, descubrí que la línea 2 de metro se llamaba Vodafone, y la estación Sol era Vodafone Sol y pensé "¡¿qué han hecho?!". Puede ser que no siguiera mucho la actualidad de nuestro país, tampoco sabía que había billetes nuevos de 5€ y cuando me dieron uno pensé que me querían timar o algo xD La verdad es que son tonterías, pero te van descolocando un poco.

Cuando volví a finales de marzo, tenía la idea de pasarme un mes tocándome las narices y luego buscar trabajo en lo que fuera para ahorrar algo de dinerillo. Sin embargo, no había caído en que, después de un año fuera sin padres, hermanas y perro, haciendo mi compra, cocinando lo que quería, etc. iba a tener que volver a lo mismo de siempre. Puede parecer una chorrada, pero mis niveles de ansiedad se dispararon y llegué a un punto en el que cualquier cosa, por pequeña que fuera, me afectaba muchísimo. Hasta que después te planteas, "y ahora ¿qué voy a hacer con mi vida? ¿En qué voy a trabajar si ya terminé la carrera hace siglos y nunca he trabajado en ello? Voy a pasarme la vida cobrando una mierda y encima sin poder independizarme porque también me hacen contratos de mierda", etc.

Este primer mes fue de choque. Me pasaba gran parte del día diciendo: "¡pues los ingleses no usan servilletas!" "¡Ah, pues en Inglaterra venden un montón de comida basura tirada de precio!" Y en el que te preguntan: "Y, ¿qué tal en Londres?" "Pues es que no estaba en Londres, sino en una ciudad por el norte..." "Ah sí, sí..."

Al final, encontré trabajo en una famosa sandwichería de Madrid y, aunque tengo sueldo y contrato basura, me está permitiendo para unos estudios en lo que me gusta y espero que me ayude a ser independiente. Eso sí, trabajando de cara al público estoy descubriendo lo desagradable que puede llegar a ser la gente, además de maleducada. Es verdad que hay personas muy majas, pero qué cuesta decir un "hola" cuando les saludas! ¡¡Al menos los ingleses te sonríen por la calle!!

Y nada, la verdad es que estos días de otoño con el cielo nublado, el olor a lluvia y el fresquito, me recuerda a los días que estuve en Preston. Hasta hay canciones que las asocio con mi estancia allí porque sonaban en la radio mientras cocinaba o las ponían los chavales del centro. No me arrepiento nada de haber pasado un año en Preston como EVS, pero me da penita estar tan lejos de la gente que he conocido allí.

Espero no haberme enrollado mucho y, si lo he hecho, os dejo unas canciones que me recuerdan a UK, para que os relajéis viendo la lluvia caer:


PD: Aprovecho para exhibir la obra maestra que me dedicó Vero. Es un boceto de la tarjeta de invitación de uno de los TV Show's :D


miércoles, 13 de agosto de 2014

Preston con:


¡Buenas! Soy Rubén aunque, como es un nombre muy común, todos me llaman Harry. Hablando con mi querida Vero, me comentó que le gustaría que escribiese un post sobre movilidad, ya que soy un miembro muy activo de la ONG de integración europea AEGEE y tengo un trato de primera mano con el mundo Erasmus, voluntariado, intercambios, etc.


He de reconocer que desde hace muchos años a ahora, mi punto de vista sobre el mundo global ha cambiado mucho... Si hace unos años era un poco euroescéptico, ahora no veo otra salida que la de aunar sinergias entre todos los niveles administrativos como si fuesen uno: una ciudad, una provincia, unión de regiones, un estado, la Unión Europea, Europa... El mundo...

Y es en este punto en el que ya no importa tanto de donde vienes, sino que lo importante es el camino, en un mundo sin fronteras puedes elegir dónde quieres acabar con lo que, el nivel local, se reduce simplemente a las raíces.

En un mundo o en una Europa global, la educación es similar, las oportunidades son similares y la forma de vida es similar. Ahora viene cuando uno piensa, "este chico está loco, ¿en qué me parezco yo a un polaco?", pero para tener una visión clara de esto, hay que abrir la mente, hay que pensar en lo que nos une y en lo que nos separa y, al final, cuanto más mundo ves, más te das cuenta de que Europa es solo uno.

De hecho, cuando te sales del circuito tradicional de turismo de grandes capitales y cámara de fotos, compruebas que Europa no se limita a la Unión Europea, esta percepción se debe al simple hecho de que nosotros venimos de una esquina apartada de Europa, lo que nos hace sentirnos lejanos de lo que desconocemos (es decir, de todo lo que está más allá de Alemania). Pero si te lanzas a explorar un poco más, al final podrás verificar que la frontera europea acaba al este de los Urales, que países que ni siquiera consideraríamos como Georgia o Azerbaiján, son tan europeos como nosotros. Son parte de la GRAN Europa.

Y es en este punto donde aparecen los programas de movilidad, los jóvenes no vamos a quitarnos nunca el sambenito de que la Unión Europea paga las borracheras de los Erasmus... Nunca vi nada más injusto que este comentario. Para empezar porque la ayuda es simplemente eso, una ayuda, que no te están pagando las vacaciones. Y lo que para mí es más importante, convivir con gente de diferentes partes del mundo, vivir en otro país, hace que la visión de uno se amplíe hasta límites insospechados.

Cuando una persona es sacada de su zona de confort, y expuesta completamente sola en otra, fuera de su hábitat, sin nadie que le solucione los percances o situaciones venideras, ésta supera las acotaciones sociales, pone su cerebro a trabajar en soluciones imaginativas, consigue recursos y explota su potencial.

Llegar al nivel transnacional hace al individuo capaz de trabajar en grupo, de entender más al resto de personas, de maximizar sus capacidades, tener capacidad de reacción, buscar nuevas vías, soluciones imaginativas, minimizar las adversidades y centrarte en las soluciones, gestionar grupos... Es decir, todas las características de lo que se llama "educación no formal". En el mundo de hoy, tenemos todo tan a nuestro alcance que, muchas veces, la gente se quesa ahí, pero cuando te incorporas al mundo laboral, ves que para un mismo puesto se presenta un numero ingente de personas, todas planas, con el mismo currículum... Y es ahí donde la experiencia vital previa suma a tu favor, es lo que te hace destacar sobre otras personas, la educación no formal no se ve reflejada en un papel, pero es la que te da todas las soluciones para conseguir progresar y alcanzar el éxito. Es por eso que creo que, en un marco educacional perfecto, sería obligatorio hacer un curso completo en un país extranjero. 

Vosotros, ¿qué pensáis? 

Rubén Sanz Martínez

jueves, 19 de junio de 2014

Preston con:


Hello little bastards :)

Supongo que lo primero es presentarme: me llamo Cristina Gallo y soy diseñadora. Nadie me llama Cristina, muchos me llaman Crisis, y Ve me llama Ga (o Gallo cuando alucina con algo).
Nací en Burgos, y después de pasar por Barcelona y Gotemburgo, terminé aterrizando en Lanzarote.

Estoy aquí porque Ve, mi Ve, me ha pedido que os hable un poco de lo que fue para mi el Voluntariado Europeo.
Hace tres años y medio, no sabía muy bien qué hacer con mi vida, sólo sabía que quería irme a otro lugar, con otra gente, y aprender cosas que no había aprendido antes.
Así fue como empecé a enviar cartas de presentación y CV Europass a algunos proyectos en países europeos que me parecían mucho más que interesantes.

Antes de ir te invaden las dudas. Te preguntas cómo serán tus compañeros, tu nuevo lugar de trabajo, el país, la comida, tu nuevo hogar... Y NADA de lo que te imaginas te acerca a la realidad.

Cuando hablé con Vero de lo que sería su E.V.S. creo recordar que le dije algo así como:
 "Vivirás momentos maravillosos y momentos muy difíciles. Muchas cosas te van a decepcionar, y otras no las esperas. Pasarás por subidones de "TODO es genial, quiero que esto no se acabe nunca" y bajonazos de "TODO es una MIERDA, por favor quiero volver a casa", pero todos y cada uno de esos momentos merecerán la pena". 
Y supongo que esa es la mejor descripción de lo que es una experiencia EVS. A estas alturas de su voluntariado, creo que ya ha entendido lo que le quise decir.
La persona que se va, no vuelve, en el sentido más amplio.

En mi caso, hice muchas cosas, crecí en todos los sentidos, y conocí a personas que cambiaron mi vida. Me sirvió para decidir qué quería hacer con mi futuro y ponerme metas que hoy puedo decir que he alcanzado.
Podría contar miles de cosas, pero no serviría de nada porque no hay dos experiencias de voluntariado iguales. Por eso creo que lo mejor es enseñaros algo.




Yo viví mi EVS junto a otros 13 voluntarios, pero tristemente trabajábamos en lugares diferentes. Asçi que, pasando el ecuador de nuestros proyectos, decidimos llevar a cabo un proyecto común que expresara lo que significaba el voluntariado europeo para nosotros. Ese proyecto fue un Show en el que cada uno a su manera tenía que contar al público su manera de ver el voluntariado que estábamos viviendo juntos y separados. Unos eran músicos, otros bailarines, otros habían estudiado periodismo o psicología... Éramos cada uno de una madre. Yo trabajaba en el mundo del diseño y la fotografía, y mi parte consistió en hacer un videoarte.


Me despido y os animo a buscar vuestra experiencia EVS, por merece muchísimo la pena.